¿QUÉ ES UN TEXTO ACADÉMICO?
Son
los textos que en mayor porcentaje encontramos durante nuestra vida académica,
estos tienen como principal característica su gran cantidad de información y
exposiciones en cualquier tipo de tema.
Por
citar algunos ejemplos, se entiende por textos académicos, enciclopedias,
diccionarios o simplemente información en internet, los cuales, ayudan a
despejar inquietudes o a resolver preguntas que particularmente emergen en las
aulas.
En
consecuencia, un texto académico, es una guía fundamental al momento de avanzar
en conocimiento, pues en él, a diferencia de textos narrativos o poéticos, lo
que se busca es entregar una información determinada que vaya en pro del
mejoramiento intelectual de quien lee, pues esta persona más allá de encontrar
“frases adornadas”, lo que necesita
es lograr soluciones y estas solo las encuentra en los textos académicos.
El
texto académico, se caracteriza por su lenguaje técnico dependiendo el tema que
se está investigando y su contenido va dirigido a un público determinado, que
busca un proceso de evolución educativa.
Así
pues, podemos destacar que un texto académico (sin importar si sea extraído del
internet, sea audiovisual, oral o esté impreso en papel), es la principal
herramienta que poseen los estudiantes para solidificar su etapa de aprendizaje
y estructurarse como un gran profesional.
¿CÓMO SE ESCRIBE UN TEXTO ACADÉMICO?
Inicialmente
debemos comprender que un texto académico está compuesto en un alto porcentaje
por información, aquí no hay espacio para frivolidades, ni mucho menos para
demostraciones poéticas, por ello, lo primero que se debe realizar al momento
de iniciar una redacción de este tipo es: Contextualizar el proyecto de
escritura, quiere decir, conocer a profundidad el tema que abordaremos,
investigar sobre que vamos a redactar para así tener bases sólidas a lo largo
del trabajo y sobre todo hacia qué público va dirigido nuestro texto.
Posteriormente,
debemos determinar cuál es la mejor forma para enviar el mensaje que vamos a
redactar y que este sea fácilmente comprendido por los receptores, que al final
no buscan otra cosa más que fortalecer conocimientos.
Luego,
llega la fase de reunir la información que hemos encontrado y generar un orden
específico para que esta sea cronológicamente redactada, que exista una
coherencia entre líneas, entregando en cada párrafo soluciones o respuestas que
expliquen el tema que se está tratando.
Una
vez terminado ello, llega el paso de construir el texto, que se elabora en su
mayoría gracias a las investigaciones realizadas con anterioridad
combinándose con frases, títulos y
subtítulos que lo hacen más atractivo y entendible. Hay que tener en cuenta que
primero se escribe un borrador, que es el punto de partida para la producción
final del texto.
Una
vez concluido el primer borrador, debemos pasar a la revisión, esta es
fundamental al momento de corrección de ortografía, para que exista coherencia
en lo que se ha escrito, detectar si faltan algunas palabras que sirvan de
conectores entre párrafos, en conclusión darle la “última pincelada” al texto académico.
Por
último, viene ya la edición y publicación del texto académico, fase en la cual,
lo que se ha escrito se convierte en una herramienta para quienes soliciten
información precisa sobre el tema que se abordó.
Estos
pasos, son primordiales al momento de ejecutar una redacción de un texto
académico, porque a diferencia de otros tipos de textos, en este caso
particular se está escribiendo para un público especifico que está ávido de
información y cualquier error al momento de escribir puede desencadenar en un
malentendido o una confusión que le produzca errores a quienes lo lean.
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